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Insights

Agustín, un emprendedor inconsciente

El pasado 20 de noviembre fui invitado a disertar en el día del emprendedor organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Si bien tenía mi presentación diseñada con bastante antelación, tres días antes de la fecha conocí a Agustín y decidí empezar de nuevo, así que llegué al evento sin presentación visual, solo mi oratoria.

Lo conocí en un almuerzo el domingo al mediodía. Ninguno de los dos sabíamos que el otro estaría ahí. Yo llegué primero y luego él, 87 años, 1,75mts, vestía jeans, zapatillas y chomba color roja. Cuerpo muy trabajado, mucha musculatura envidiable para cualquier hombre de más de 40 años. Se presenta con un apretón de manos y una sonrisa como si me conociera de mucho tiempo. A los cinco minutos ya estábamos hablando de emprendedores, profesiones, personas, la vida y cientos de cosas más… Todo se entrelazaba de forma cordial, amena y muy interesante (cada tanto Agustín esboza una humorada de color verde o negra y vuelve a sus relatos), Agustín se casó y decidió emprender hace más de 60 años. En esa época sentó las bases de lo que después sería su vida. Se dedicó a la construcción de casas, relaciones, familias, momentos.. Esto lo entendí después de despedirnos hasta una nueva oportunidad. Agustín creó una empresa de construcciones junto a su hermano. Primero fue albañil y luego decidió ser independiente para hacer lo que él quería, como él quería.

Agustín cuenta que sus mejores momentos, los de mayor placer se dan cuando ve a las personas habitar sus casas o a sus empleados trabajar. Siente una casa terminada como una obra de arte que funcionará como contexto para un montón de momentos que vivirán las personas que habiten ese espacio, situación que se repite mientras la casa está en construcción..
Este año, Agustín perdió a lo más importante de la vida, su mujer. Se deprimió y su familia temió por lo que podría pasarle, Estuvo algunos meses encerrado, sin querer salir de su casa hasta que un día decidió que eso no le hacía bien y decidió aprender a pintar en acuarelas (ayer me enteré que no son acuarelas sino acrílicos, el tema es que los pomitos que le da la profesora son parecidos a los de las acuarelas. En seis meses realizó cinco cuadros, uno en honor a su esposa y otro para sus hijas. Tres de los cuadros están expuestos en un centro cultural de Quilmes.
Pero no solo eso: Agustín decidió regresar a construir casas, actividad que dejó tiempo atrás para cuidar a su esposa, pero ahora lo hace sin cobrar sus honorarios: el solo quiere estar activo y entre las personas que le hacen tanto bien. Regresó al lugar que le generó tanta felicidad durante toda su vida.

¿Cuales fueron mis aprendizajes?
Agustín es un emprendedor inconsciente: no por irresponsable, sino, porque nunca se preguntó qué era ser emprendedor, empresario o trabajador. El solo hizo lo que tenía ganas y necesitaba hacer. Agustín es feliz, si, a pesar de las situaciones indeseables de la vida, Agustín se repone y avanza porque lo que hace, para él, tiene un significado y le provoca placer. Y cuando hacemos actividades que generan esto en nosotros, cualquier momento de la vida es sorteado, no importa lo que suceda, no lo olvidaremos nunca, quedará en nuestro recuerdo, pero hay algo que nos permite encontrar un para que vivir a pesar de todo..

Luego de contar mi experiencia al público traté de reflexionar acerca de la formación de un emprendedor. Y desde este lugar, creo que un emprendedor no es alguien que arma planes de negocios o empresas, sino, alguien que decide transitar su vida haciendo algo que le apasiona y necesita hacer y mientras lo hace, satisface necesidades, deseos y hasta inspira a los demás (su mercado).

Creo que es aquí donde estamos fallando al momento de pensar en emprender. Creo que hay tantos fracasos y frustraciones entre los emprendedores porque muchos de ellos no piensan en quienes son y qué les gustaría hacer, sino, que se vuelcan a emprender para demostrar a otros que ellos pueden: ganar dinero, ser líderes en el mercado, ser felices.. o simplemente para demostrar que lograron lo que otros nunca se animarán a hacer… Este es el gran error: hacer para demostrar o para obtener lo que la sociedad dice que debemos tener..

Un emprendedor, no construye empresas, sino, una herramienta para obtener lo que desea. Una empresa no importa el tamaño que tenga, es una herramienta y como tal, debe cumplir el mismo fin que un martillo; se la usa mientras es necesaria, cuando no, se cambia por otra (claro esta que las responsabilidades adquiridas deberían ser siempre saldadas). Pero no, tenemos miedo de emprender por miedo a fracasar, por miedo a que nuestras empresas desaparezcan, por miedo a que nos vean sin un peso y tengamos que volver a empezar, por miedo a que nuestro EGO sea expuesto…

Finalmente, invité al público a hacerse algunas preguntas (y ahora invito a usted que está leyendo):
• ¿Qué están haciendo con sus vidas?
• ¿Para quién hacen lo que hacen, para ustedes o para que otros vean lo que son capaces de hacer?
• ¿Como se sienten haciendo lo que están haciendo: libres o parte de la vida de otros que SI saben lo que quieren de sus vidas?
• Para que emprenden: para ganar dinero o para vivir la vida que ustedes desean vivir?

Verdaderamente creo que aquí está el secreto: los actuales y futuros mercados ya no compran ni comprarán solo productos sino ideas, estilos de vida y pensamientos. Comprarán productos con ideales y estos ideales son la marca registrada que impone el emprendedor, es el estilo de pensar y vivir del emprendedor. Como clientes y sociedad, tenemos mucha información y cada vez más percibimos las mentiras e incoherencias, entonces, si el decir y el hacer no están alineados no habrá oportunidades para ese producto y ese emprendedor..

Antes de armar un Plan de Negocios, necesitamos diseñar nuestro Plan de Vida, como lo hizo Agustín…

Acompaño a las personas y empresas en sus
procesos de formación, desarrollo y reconstrucción

Para que crezcan sostenidamente, sin pausa, durante muchos años.