Insights
El desafío de aprender a delegar
En la vida, hay instantes reveladores.
Cuando en nuestra rutina conviven la ansiedad, una agenda en crecimiento, un escritorio que de repente se torna pequeño, informes de ventas, solicitudes de crédito, estado de deudas, demasiados mensajes “no leídos”, y la utópica esperanza de terminar el día sabiendo que el trabajo está terminado …(interiormente sabemos que temas abiertos estarán mañana y quizás muchos días más)..
¿Reflexionamos?
Querer hacer todo junto y solos, es una apuesta que seguramente vamos a perder. Puede ser que ganemos un día, quizás dos o tres… Pero esa racha de suerte no dura siempre. Mientras tanto, socios, colegas, empleados, incluso vendedores, se encuentran frustrados por la falta de confianza. Queremos estar en todo y lo único que logramos es confundir, anular, desmotivar y desaprovechar.
El problema comienza a generarse cuando la estructura crece y aumenta la cantidad de trabajo. Por ejemplo, cuando la estructura tiene un máximo de diez personas, cada uno desarrolla tareas muy específicas, pero cuando crece la demanda, al incorporar más personas se vuelve necesario armar una estructura de delegación. Los que están tienen que, además, enseñar a hacer a los que se incorporan a la empresa.
Delegar permite el crecimiento de la empresa y los colaboradores, quienes, además, en muchos temas y formas de hacer las cosas saben más y están, generalmente dispuestos a tomar las tareas de su lider”.
En general esta delegación es recibida como una muestra de confianza y una posibilidad de crecimiento. Muchos han estado por años en nuestro negocio, han sido fieles, demostraron en muchas oportunidades que supieron cómo resolver las cosas cuando no estábamos. Pero seguro que los aciertos fueron olvidados, sólo recordamos algunos errores y por miedo a que se repitan no los dejamos cometer cientos de aciertos.
Para saber si el elegido es la persona en quien delegar, es importante tener en cuenta ciertas reglas:
Démosle tiempo para saber si puede encarar acciones de más envergadura. Probémoslo en las buenas y en las malas. No sólo cuando “las papas queman”. Escuchémoslo sin intermediarios, seguramente recibiremos alertas sobre cosas que están pasando o que van a pasar sobre problemas, competencia, productos.
Alentémoslo a que cuenten sus temores y sus esperanzas. Tendremos una percepción de la realidad vista por muchos y no sólo por nosotros. La soledad del mando será más llevadera, los objetivos serán cumplidos y los controles serán más fáciles.
La delegación tiene que ver con la práctica de liderazgo, integrado por cinco pilares: comunicación, motivación, coaching, negociación y delegación. Profesionalizar el management.
Conferir tareas a otra persona en función de un objetivo previamente fijado, de eso se trata la delegación. Pero, se delegan tareas, no responsabilidades. «Todo esto es previo a la decisión de profesionalizar el management, que debe ser cumplido en una segunda etapa. Pasar de ser una empresa familiar a una organización manejada por profesionales es un proceso que tiene una maduración». Es decir, si el objetivo es llegar a profesionalizar el management (estado deseado) hay que partir de un estado presente y, necesariamente, atravesar una etapa intermedia «en la que el dueño se debe sacar de encima tareas que no agregan valor a su gestión» (Sandoval).
Por supuesto, en el camino pueden surgir barreras en la delegación, desde ausencia de programas de formación en organizaciones muy rígidas por su estilo de gestión o en aquellas en las que reina el caos administrativo, hasta de los colaboradores y de la propia conducción, situaciones de parálisis y de desconfianza.
La empresa no puede crecer si los referentes no aprenden a delegar. Desde los dueños hasta el personal, todos deben entender esto. Por eso hay ciertos pasos a seguir para encontrar a la persona adecuada en quien delegar
1) Conocer a su gente.
2) Conocer sus capacidades.
3) Capacitarlos y entrenarlos.
4) Probarlos con desafíos crecientes.
5) Aprobar calurosamente sus aciertos.
6) Analizar cuidadosamente sus errores.
Finalmente, y si todavía le quedan dudas, deberíamos delegar como resultado de nuestras propias limitaciones físicas. Hay un límite a lo que se puede hacer en un día “del cuello para abajo”. En cambio, “del cuello para arriba” no hay límites. Esto amplía los horizontes. Porque cuando tratamos de hacer todo solos estamos trabajando “del cuello para abajo”. Estamos físicamente limitados en lo que podemos hacer. En consecuencia, si para abrir su propio futuro y abrir también el futuro de su gente, es necesario que aprenda a delegar, esto es trabajar “del cuello para arriba”.
Bibliografía: Lic Ana Laura Castro, Daniela Vilaro – El Cronista, Delegar, un arte olvidado, Gerardo Pergolesi
Acompaño a las personas y empresas en sus
procesos de formación, desarrollo y reconstrucción
Para que crezcan sostenidamente, sin pausa, durante muchos años.